El Gato Negro

Playas del malecón de Necoclí, Colombia (Golfo de Uraba)

Antes de iniciar este breve relato tengo que contarles que sin duda fue una experiencia maravillosa, llena de sorpresas muy inesperadas, sobre saltos y nuevos lugares, así como con muchas personas para conocer. Debo decir que este viaje no hubiera sido completo o posible en su totalidad, sin la invitación y estadia que me brindo Marcela, pues ella desde hace mucho me había invitado a conocer su hermoso rincon del universo, pero me era dificil llegar hasta su lugar, no solo por la distancia, sino también por los compromisos con el sistema actual y con otras invitaciones y proyectos activistas en pro de una Economía Basada en Recursos, que he ido visitando con paciencia y con mi tiempo libre, desde hace algunos años.

¿Cómo inicie el viaje?

Necoclí y el Golfo de Uraba históricamente han sido lugares de difícil acceso por tierra y por aire, pués hasta solo hace un par de décadas se empezó a desarrollar infraestructura de vías masivas en la región, de hecho ahora están finalizando "mega-proyectos" u obras pendientes que estan interconectando esta parte de Colombia con el resto del país y el mundo.
En mi caso dado que resido en Bogotá y además teniendo en cuenta que para este viaje partí desde esa ciudad, evitando hacer el viaje de casi 24 horas por tierra hasta el lugar, decidí tomar un vuelo (me salio un poco costoso) de Bogotá a Montería y de allí avancé por tierra hasta Necoclí, viaje que dura unas 4 horas a velocidad normal.

Mapa del Golfo de Uraba con enclaves urbanos principales y rutas de acceso

Debo confesarles que desde que inicie el viaje tenía una sensación de gran incertidumbre y curiosidad, pues de este lugar de Colombia se habla y se ha hablado mucho . . . pero desafortunadamente no siempre las cosas que se dicen son muy buenas y sin embargo eso lo hace más interesante e inquietante para  mi.

Hay que recordar que Necoclí fué el primer lugar donde los españoles pusieron pie en el continente Americano (Ver historia de  San Sebastia de Urabá y Necoclí) y por lo tanto dónde trataron infructuosamente de establecer su primer asentamiento, que fué rápidamente saboteado por los habitantes nativos, el clima, la malaria y sobre todo la ignorancia y soberbia de aquellos primeros colonos españoles que pensaron tal vez, que establecerse en este lugar sería tan fácil como lo fué en las Islas Canarias o en la caribeña La Española (actual Santo Domingo). Pero finalmente la terquedad y codicia española (europea) triunfo y con el pasar de los años y siglos se ha generado un mixtura de razas, costumbres y tradiciones en el lugar, producto de este proceso histórico y la convergencia.

En fin, en mi caso la llegada fué fácil (jejejeje) y para mi asombro lo que me encuentro de camino a la población de Necoclí es toda una dinámica de desarrollo (de ese occidental y capitalista), donde se ve como se hacen grandes inversiones en infraestructura vial y de servicios de telecomunicación sin precedentes en la zona.

De la gente ni hablar, como la mayoría en Colombia siempre amables y receptivos, pero sobre todos los nacidos en el lugar o los nativos, de la gente que ha llegado de otros lados, no podría decir lo mismo, pero la costa es costa y hace que la gente sea más abierta y cálida.

El inicio de mi viaje en resumen fué muy satisfactorio, pero no sobra decir que hay que hacer varios transbordos, el primero del Aeropuerto de Montería a la terminal de transportes o lugar donde están las rutas intermunicipales, donde tuve la suerte de compartir el taxi desde el aeropuerto con un joven muchacho de la ciudad que estudia en Bogotá, quien me acompaño y oriento correctamente. Luego de allí emprendí un viaje de casi cuatro horas por tierra hasta Necoclí con una deliciosa parada en Arboletes donde sin bajarme del transporte y a precios muy módicos, pude almorzar un buena bandeja de alimentos de la zona y comida en todo caso muy colombiana, con un sabor típico. Finalmente llegué a Necocli y su terminal de transporte que queda al lado de la plaza de mercado y a unas cuadras del mar . . . que me invitaba a bajarme y bañarme es sus aguas tan pronto como fuera posible. Allí al fin me encontré con Marcela Aristizabal quien fue mi anfitriona y que estaba un poco malgeniada pues yo había aplazado el viaje por 3 o 4 días consecutivos, por motivos varios que suelen darse sin esperar. (Mil disculpas por la espera Marcela)

Mi estadía en Necoclí

Habiendo superado el mal genio de Marcela o la profe Mar como la conocen en el lugar, ella y su hijo Samuél me dieron una cálida bienvenida en su hogar y compartieron su espacio conmigo de una manera generosa pero puntual, yo como siempre me acomodo donde me ponen y en este caso estaba más que bien el espacio que ellos me ofrecieron.

El clima del lugar era una extraña mezcla de olores y una visión diferente de la Costa Caribe Colombiana a la que estaba acostumbrado, el aire húmedo como el del amazonas, sabe a sal y aveces a arena; y no es para menos ya que este lugar es la frontera de inicio del tapón del Darien, una selva antiquísima y súper pluviosa que se considera como uno de los pocos lugares de selva virgen en el mundo y afortunadamente aún sigue siendo impenetrable. Por otro lado y continuando con la comparación, debo recordar que es conocida la diversidad y vitalidad del caribe, pero en esta zona algo más pasa, pues todo es más grande, abundante y verde, para mi fué como una especie de fusión entre el caribe tradicional, el amazonas y la cuenca momposina del rio magdalena. Este lugar se revela ante mi intensamente como un Caribe con esteroides!

En Necoclí y sus alrededores más próximos estuve algo mas de una semana y tuve la oportunidad de caminar por kilometros de playa interminables, en algunos bosques de manglar recuperados por Marcela  y su hijo Samuél, así como la posibilidad de subir al volcán de lodo ubicado en una legendaria y reseñada hacienda del lugar llamada "El Cobre", dónde por primera vez en la vida tuve la oportunidad de bañarme en tibio, prístino y natural lodo de la entrañas del planeta y hacer la terapia del lugar, que consta en lavarse el barro en las playas más próximas al lugar (1 hora de caminata), para finalmente sentirse como nuevo y durar con esa refrescante sensación por días.

La casa de Marcela y su hijo era encantadora, en un segundo piso y llena de luz, gozaba con una vista hacia la linea de la costa, los cerros cercanos como el del volcán de lodo que visité y los humedales que son el hogar del cangrejo azul (ver video), una animal bastante especial y peculiar que solo se encuentra en esta parte del mundo y que como todas las especies de esta característica están en vía de extinción, por mano del ser humano.

Con los muchachos del colegio INER

Marcela es docente del Sena y enseña una media-técnia, más específicamente Educación Ambiental, y desde este espacio pude evidenciar el nivel de empatía y compromiso que logra con los muchachos y la capacidad de organización que ella poseé.

Los muchachos de esta institución están desarrollando proyectos científicos y tecnológicos, así como iniciativas artísticas de la mano de la profe Mar (Marcela) y su motivación es tan alta que han ganado premios de diferente índole, a nivel nacional e internacional.



Aunque los lugares andados, vistos y sentidos en su conjunto pueden denominarse como paradisíacos, la verdad es que no todos la pasan bien o mejor dicho muchos la pasan mal y es absurdo cuando alguien como yo, que es turista y salva su día comiendo frutas que se pudren por montones en los caminos escucha a la gente decir que tienen hambre, que no alcanza (el dinero) y que no hay oportunidades, que los de afuera, los paisas y algunos gringos han tomado lo mejor y no le dan espacio al nativo. ¿Pero de que oportunidades están hablando? ¿La de tener un sueldo? ¿La de tener acceso a la tierra y sus recursos? ¿La de recibir subsidios? ¿La de ser soberanos y autónomos en su territorio? ¿La de simplemente vivir? ¿La de ser ricos capitalistas?

Muchas preguntas surgen y para mi una sola respuesta. Mientras no se entienda que la riqueza no es el dinero que posees si no el acceso a los recursos de tu entorno, el que se considere pobre pero que al mismo tiempo tenga acceso a los recursos, morirá sobre alimento sano y fresco . . .  bueno, pero . . .  ¿Los Nativos tienen acceso a los recursos? . . . y la respuesta a esta pregunta es que tienen acceso a muchos recursos pero algunos esenciales o políticos como la tierra o incluso el acceso a las playas han sido restringido por los foráneos que históricamente han ido desplazando al nativo y privatizando lo imprivatizable. Un recurso muy importante en la realidad del sistema presente, consiste en tener la autonomía y decisión sobre el territorio, que es algo que esta comandado por gente que muchas veces no vive en el lugar y esa situación si restringe posibilidades, y si a lo anterior le sumamos parafraseando lo que dice Roberth Sapolsky y Gabor Mate en sus conclusiones de sus investigaciones en etología y psicología, "sentirse pobre aunque no lo seas, te hace pobre y te condena" ya que no hay esperanza, aunque tengan los recursos para vivir bien, pues esta forma de pensar genera una situación peor de impotencia, inmovilidad o postración (indefención aprendida) por parte de las personas del lugar dónde se asume la postura de pobreza per sé (somos pobres, lo hemos sido antes y siempre lo vamos a ser se oye)

Además, si para completar se suma la falsa creencia que solo tener dinero en la mano podría solucionar los problemas más importantes, entonces sucede que las personas siguen  ignorando que el poder de organización y la posibilidad de acceso a recursos vitales que brinda la zona, son la base real a la solución de varios de sus problemas y el éxito de una autonomía y autogestión propia y local.

Finalmente y a pesar de la reflexión anterior así como de las muchas horas caminadas por playas y caminos que mostraron parte del "alma" del lugar, al terminar la jornada y por los siguientes días de mi estadía en Necoclí hubo una constante inmediata para mí ¡Me duelen los pies!

Visitando Urantia

Entrada desde el mar a Urantia y su universo perdido. Ver más en la fan page de FB haciendo click aquí

Fuí llevado por Marcela con mucha expectativa a Urantía, que es un espacio muy particular e inesperado en Necoclí, si bien es una propiedad a la orilla del mar de un foraneo (paisa), el espacio y su uso no tienen la útilización o implicaciones que tienen otros predios playeros del municipio, pues aquí lo que podemos encontrar en realidad es el micro-cosmos y visión de Jorge Arango Arango un hombre que se enamoro del Necoclí, el Urabá y sus belleza natural. Desafortunadamente no tuve la oportunidad de conocer al arquitecto de este universo, pués hubiera sido genial poderle preguntar por muchas cosas del lugar y su vida.

No obstante la profe Mar y su hijo Samuél me mostraron el lugar, donde además almorzamos, nos bañamos y me picaron los mosquitos habitantes de uno de los bosques de Manglar adjuntos al sitio que Marcela recupero 5 años atrás y que es una muestra más de los logros de esta mujer terca y consciente de lo que se debe hacer allí.
Marcela dice que es un lugar mágico y no dudo por que lo dice, es un lugar lleno de detalles, sorpresas, citas y ademas es un hotel con cabañas, biblioteca pública, juegos o desafíos como los llama su autor (Jorge Arango Arango), exposiciones de arte y además una pequeña reserva ambiental.

Les comparto este vídeo sobre el lugar y su creador que encontré un año después del viaje, espero lo disfruten:

Necoclí siempre esta de temporada

Es impresionante ver como todo el tiempo hay temporada de algún fruto, semilla o tubérculo, la tierra es "bendita" y parece no tener fin, sus suelos generosos dan de todo y como dije anteriormente es absurdo que la gente se queje por la falta de comida, tal vez puedan estar cansados de comer lo mismo, pero que no falte la comida y además que sea gratis, es algo que por ejemplo en Bogotá, que es una megalópolis con demasiados recursos condensados, se vería como un milagro, pues la comida no crece en las calles y todo esta disponible, pero si tienes dinero para comprarlo ;)

Subiendo el volcán de lodo 

Un lugar y experiencia imperdible si de visitar esta parte de Colombia se trata, es ir a los volcanes de lodo o diápiros de lodo. Son una formación geológica muy particular, rara y que por lo tanto no se encuentra en todas las partes del mundo (ver más sobre volcanes de lodo aquí). Necoclí y los municipios aledaños dentro de sus muchas peculiaridades tienen la mayor concentración de este tipo de volcanes en todo el mundo, esto le da un toque aún más especial al lugar pues genera muchas más preguntas que respuestas.

¡Otra de las razones por las cuales Marcela decidió radicarse aquí!